Cómo evitar daños con medicamentos de venta libre: guía segura de uso en casa

Cómo evitar daños con medicamentos de venta libre: guía segura de uso en casa
11 julio 2025 0 Comentarios Iñigo Ortellado

¿Sabías que solo en España, cada año, más de 350.000 personas acaban en Urgencias por efectos adversos de medicamentos? La mayoría pensaría en tratamientos fuertes o recetados pero la mitad de los casos involucran medicamentos de venta libre. Esos mismos que tienes ahora en el armario del baño o en la guantera del coche. El peligro acecha donde menos lo esperas: un ibuprofeno tomado a deshoras, un paracetamol para el resfriado mezclado con vino tinto... incluso remedios "naturales" como el jarabe para la tos pueden acabar jugándote una mala pasada si no pones ojo. Nadie se salva: ni los que le preguntan al farmacéutico ni los que creen saber más que el médico porque han visto decenas de anuncios en la tele. ¿Por qué confiamos ciegamente en fármacos tan fáciles de conseguir? Y, sobre todo, ¿cómo podemos protegernos para que una solución rápida no se convierta en un problema que dure meses?

Lo que no te cuentan de los medicamentos de venta libre

La mayoría tendemos a pensar que si no piden receta, el riesgo debe ser nulo. Grave error. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) lleva años advirtiendo que el 75% de los efectos secundarios de los medicamentos de venta libre ocurren por automedicación sin vigilancia. Piensa en el ibuprofeno, que causa al año en nuestro país miles de hemorragias digestivas. O el paracetamol, responsable de la gran mayoría de intoxicaciones por fármacos, a pesar de que suelen ser personas "responsables" las que lo toman.

El problema casi siempre está en la dosificación. La letra pequeña rara vez se lee y pocos calculan el milligramo exacto. Si tienes dudas, consulta esta tabla:

MedicamentoDosis máxima diaria recomendadaRiesgo por exceso
Paracetamol4.000 mg adultosDaño hepático severo
Ibuprofeno1.200-2.400 mg adultosÚlcera, hemorragia, insuficiencia renal
Aspirina3.000-4.000 mg adultosHemorragia gástrica, tinnitus

Hay que vigilar, porque la mayoría de las cajas contiene más comprimidos y si el dolor no cede parece fácil tomar uno más “por si acaso”. Yo mismo he tenido la tentación, sobre todo por migrañas, hasta que Alba me pilló un día sacando pastillas a las dos de la mañana. Ahora controlamos todo con una pequeña libreta en la cocina, donde vamos apuntando hora y dosis. Parece de abuelos, pero nos ha salvado más de una vez.

¿Y los jarabes para la tos? En niños, muchísimos efectos adversos son por tomar siropes que mezclan antihistamínicos, paracetamol y dextrometorfano. Si no distingues bien los componentes y repites un mismo principio activo con otro nombre comercial, puedes pasarte fácilmente de la dosis segura.

Mitos y peligros: lo que se cree frente a lo que pasa

Una de las ideas más extendidas es que “si lo venden en la farmacia sin receta, no debe tener riesgos”. Pero la realidad dice lo contrario. Un estudio publicado en The Lancet en 2023 analizó a más de 12.000 adultos europeos y detectó que un 42% había sufrido alguna reacción negativa por automedicarse sin controlar interacciones o condiciones preexistentes como hipertensión o asma.

Mucha gente tampoco sabe que, combinados con alcohol, algunos medicamentos multiplican su toxicidad. Tomar un analgésico tras una noche con vino puede desencadenar una digestión funesta... o algo peor. El paracetamol junto al alcohol es letal para el hígado, aunque sean solo dos copas y un “gelocatil” de toda la vida. También hay que vigilar con suplementos y productos naturales; la hierba de San Juan, por ejemplo, altera el metabolismo de otros medicamentos y puede dejarte sin protección anticonceptiva sin que te enteres.

No solo las mezclas entre medicinas o con alcohol son problemáticas. Hay fármacos (como los descongestionantes nasales) que disparan la tensión arterial y están desaconsejados si tienes migraña, problemas de corazón o glaucoma. ¿Cuántas veces has repasado tus antecedentes antes de usar un spray nasal? Ni yo, salvo que Max ladre a medianoche y me saque del letargo. Por eso, te dejo una breve lista de comprobaciones básicas antes de usar cualquier medicamento de venta libre:

  • ¿Conozco mi historial médico y alergias?
  • ¿Estoy tomando otros medicamentos?
  • ¿He bebido alcohol en las últimas horas?
  • ¿Sigo las dosis, no solo la frecuencia? Muchos combinados llevan los mismos principios activos.
  • ¿Estoy conduciendo? Antihistamínicos y otros pueden causar somnolencia.

La forma en que almacenamos los medicamentos también influye. Calor, humedad o guardarlos en la guantera pueden descomponer el principio activo o favorecer el crecimiento de bacterias en jarabes y gotas para los ojos.

Cómo leer etiquetas y prospectos sin morir de aburrimiento

Cómo leer etiquetas y prospectos sin morir de aburrimiento

¿Quién no ha mirado la hoja interminable del prospecto con miedo o pereza? Yo, en el mejor de los casos, le echo un vistazo rápido y confío en la memoria. Pero es justo ahí donde la mayoría tropieza. Según una encuesta de la OCU en 2022, solo el 13% de los españoles lee las instrucciones completas al usar un nuevo medicamento.

La clave está en buscar tres puntos concretos: principio activo, dosis y advertencias/interacciones. No solo el nombre comercial, porque ahí está la trampa. Muchos jarabes para la gripe mezclan paracetamol, cafeína y otro antihistamínico, pero en el estante de la farmacia parecen completamente diferentes. Ojo ahí. Para evitar repetir compuestos sin querer, crea el hábito de apuntar (o fotografiar) el nombre y concentración de lo que tomas. Las apps de control de salud ayudan, pero la clásica nota en la libreta (como hago yo a diario por puro despiste) sigue siendo la forma más directa.

Resumen rápido de lo que deberías buscar al leer la etiqueta o prospecto:

  • Principio activo: Es lo que hace efecto, da igual la marca.
  • Dosis por unidad: cuánto contiene cada pastilla, jarabe o espray.
  • Frecuencia de administración recomendada: cada cuántas horas puedes tomar la dosis.
  • Advertencias y contraindicaciones: ojo si tienes asma, hipertensión, problemas hepáticos, etc.
  • Interacciones: siempre avisa al farmacéutico si tomas otros medicamentos.

Recuerda, la información sobre fechas de caducidad está ahí por algo. Muchos medicamentos de venta libre pierden efectividad tras el vencimiento o se pueden degradar y ser peligrosos. No tires los envases hasta tomar la última dosis.

Consejos concretos para no meterte en líos

Después de años lidiando con migrañas, catarros luminosos y alguna que otra alergia, te aseguro que la mejor forma de no meterte en líos con los medicamentos de venta libre es desarrollar pequeños rituales antes de tomar nada. Aquí te paso algunos que llevo usando en casa después de algunos sustos:

  • Consulta siempre con el farmacéutico si tienes menor de edad, persona mayor o alguien con enfermedades crónicas en casa.
  • Apunta las tomas, sobre todo si hay varios familiares automedicándose a la vez.
  • No confíes en la memoria: los síntomas pueden confundirse y un dolor leve de ahora puede deberse a una combinación poco feliz de medicamentos del día anterior.
  • Separa claramente los medicamentos de humanos y mascotas, aunque a veces las tentaciones sean grandes (Max no ha probado mi ibuprofeno, pero hay vídeos de perros intoxicados por error en internet que hielan la sangre).
  • Descarta cualquier envase que presente alteraciones, comprimidos húmedos, jarabes con capas raras o gotas turbias. Y nunca mezcles fármacos de diferentes cajas en el mismo pastillero.
  • Ante cualquier síntoma extraño tras tomar un medicamento —mareo, urticaria, sensación de desmayo, vómitos que no ceden— acude a Urgencias sin dudar. No hay vergüenza en admitir que te has pasado o te has confundido de dosis.

Para quien vive solo o con pareja (como con Alba), recomiendo un botiquín limpio, pequeño y bien ordenado. Revísalo cada seis meses y desecha todos los medicamentos vencidos de forma segura en la farmacia. Que nadie tenga que improvisar a oscuras una madrugada con un fármaco caducado sólo porque el dolor apremia.

Por último, ten siempre el contacto de tu médico de cabecera o pediatra a mano: no te imaginas la de veces que una simple consulta telefónica evita un problema grave.