Cómo moverse por Ibiza sin coche: transporte público, bici y opciones alternativas

¿Pensabas que Ibiza es sólo para quien alquila un coche? La verdad es que miles de viajeros disfrutan de la isla sin ponerse nunca al volante. Entre el eterno problema del aparcamiento, los precios disparatados del alquiler en verano y el tráfico que parece de ciudad grande, cada vez más gente busca rutas alternativas. La buena noticia: sí, ir de cala en cala con mochila y sin coche propio es posible. Y, a veces, es incluso más divertido, más barato y te permite descubrir rincones que quedan lejos de los caminos asfaltados. Si te suena mejor un mojito con vista al mar que darle vueltas a un parking abarrotado, sigue leyendo.
Transporte público en Ibiza: Autobuses, ferris y el pulso real del trayecto
Probablemente has oído historias de horror sobre el transporte público en destinos de playa, pero Ibiza juega en otra liga. Desde el aeropuerto sale un bus (la Línea 10) cada veinte minutos que te lleva directo a la estación central de Vila. Cuesta menos de la mitad que un taxi y tarda solo 25 minutos. Cuando llegas al centro de Vila, te topas con una red de autobuses sorprendentemente eficiente para el tamaño de la isla. Hay más de 35 líneas principales que conectan pueblos, playas y calas. Algunas rutas, como la famosa Línea 3 a Sant Antoni, funcionan durante la noche en verano con servicios “Discobus”, muy populares entre quienes quieren volver de fiesta sin dejarse el sueldo en taxis.
El precio por trayecto raras veces supera los 4 euros, y existe un bono que puedes recargar en las taquillas o máquinas de la estación. Si eres de los que piensa “quiero saltar de playa en playa sin coche”, puedes hacerlo: Cala Comte, Cala Bassa, Es Canar, Santa Eulària... Todas estas están bien cubiertas por buses. Eso sí, los horarios varían según la temporada: en verano hay servicios casi a cualquier hora, pero en primavera y otoño es mejor revisar la web del Consell d’Eivissa o preguntar a algún lugareño.
Ahora bien, a veces se complica llegar a enclaves ocultos como Benirràs durante el famoso atardecer de los tambores. Aquí entra el ferry, ese gran aliado poco conocido. Desde el puerto de Vila, ferris rápidos salen a Santa Eulària, las playas del sur y hasta Formentera (con recorridos de menos de 40 minutos). El ferry hasta Santa Eulària, por ejemplo, cuesta unos 10 euros y te ofrece vistas a Dalt Vila y a la costa que jamás verías desde un coche.
Una opción más local son los barcos-taxi. En las playas más frecuentadas, verás carteles de esas típicas lanchas blancas que te llevan entre calas por el agua. Suelen costar entre 7 y 15 euros según distancia, pero es la alternativa más fresca y fotogénica para saltar de una cala a otra si el mar está tranquilo. Incluso hay rutas sólo para quienes quieren comer en chiringuitos apartados, como en Cala Llonga.
Transporte | Frecuencia verano | Precio medio | Ruta principal |
---|---|---|---|
Bus | 15-30 min | 2-4 euros | Vila-Sant Antoni |
Discobus | 20 min | 3-5 euros | Vila-Discotecas |
Ferry | 60 min | 10-15 euros | Vila-Sta Eulària |
Barco-taxi | Bajo demanda | 7-15 euros | Entre calas |
Un consejo: durante el día, los buses van a su ritmo y pueden llenarse, especialmente si coincide con la bajada de un ferry de Formentera, pero por la noche el Discobus nunca falla y suele ser hasta divertido ver la fauna de after.

Bicicleta, patinete y apps de movilidad: cuando la libertad no lleva matrícula
Ibiza no es sólo para motoristas. Los últimos años han visto un auténtico boom de bicis y patinetes eléctricos, sobre todo en la zona noreste y en los alrededores de Santa Eulària. Alquilar una bici convencional ronda los 12-15 euros/día, y una eléctrica unos 25. Hay empresas que hasta te la llevan al hotel o al apartamento, y algunas tiendas colaboran directamente con hoteles. Si tu ruta es entre pueblos (por ejemplo, Santa Eulària hacia Sant Carles o Es Canar), el recorrido es sencillo, seguro y lleno de vistas de almendros y caseríos.
Eso sí, Ibiza no es todo llano. Las rutas más exigentes, como la subida a San Juan, son para piernas entrenadas o para bici eléctrica, así que si te animas, calcula la autonomía (casi todas las baterías aguantan entre 60 y 90 km) y ten en cuenta dónde cargarla (muchos bares de playa dejan enchufar a cambio de un café).
¿Patinete eléctrico? Cada verano llegan más, y hay rutas adaptadas en los paseos marítimos de Vila y Santa Eulària. Para distancias cortas (playa urbana, ida y vuelta desde el hotel), te ahorra sudar y es fácil de aparcar. Algunos negocios de alquiler incluso dan casco y candado gratis en el pack, apuesta segura para evitar multas.
Ahora, lo último de lo último: apps de movilidad tipo BlaBlaCar y servicios de “ride-sharing”. No tienen tanta presencia como en Madrid o Barcelona, pero en temporada alta hay grupos de WhatsApp y apps con conductores compartiendo coche. Te unes, pagas unos pocos euros y pasas en grupo. También está el taxi compartido tradicional: en las paradas de Sant Antoni o de Es Canar, suele haber viajeros como tú esperando para llenar el coche. ¿La diferencia? Sale a mitad de precio y, muchas veces, haces amigos para el resto del verano. En ciertos días (apertura de alguna discoteca mítica o fiestas locales) funcionan auténticas redes espontáneas. Pregunta en el hostal o en los foros de la isla, suelen estar al día.
Por último, si eres digital y quieres tenerlo todo fácil, descarga la app oficial del Consell d’Eivissa “IbizaBus”. Da información en tiempo real, rutas, mapas e incluso el aforo de los buses. No te quedes fuera por llegar tarde.

Consejos para moverte como local: ahorrar tiempo, dinero y disgustos
Si te has quedado alguna vez atrapado en un atasco en la carretera de San Antonio justo cuando empieza la puesta de sol, sabes de lo que hablo: nada más frustrante que perder el mejor momento del día. Por eso, moverse como local va más allá de buscar el bus correcto. Hay trucos reales que uso cada año.
- Evita los horarios punta: De 11 a 13 h y de 19 a 21 h, mejor olvida las rutas principales si tu plan es playa. A esas horas los buses se llenan sobre todo en dirección a calas icónicas (Benirràs, Cala Salada, Aiguas Blancas).
- Planifica trayectos cruzados: Si tienes que ir de Sant Antoni a Santa Eulària, en vez de cruzar toda la isla en bus, a veces sale mejor ir hasta el puerto de Vila y tomar un ferry. No sólo es más rápido, el viaje en barco ya es una experiencia.
- Madruga: Las calas son casi solo para ti entre 7 y 9 de la mañana. Los buses van medio vacíos y puedes hacer fotos sin media Ibiza rondando detrás.
- Lleva siempre efectivo: Aunque la isla es moderna, en ciertos buses rurales el datáfono se queda sin cobertura y no aceptan pago con tarjeta. Unos cuantos billetes de cinco y monedas siempre ayudan.
- La bici, para pueblos conectados: Entre Ibiza ciudad, Santa Eulària y San Carlos hay carriles bici nuevos que hacen el trayecto seguro. Evita las carreteras secundarias al atardecer, poca visibilidad y coches con prisa.
- Montar tu ruta: En foros como Ibiza Spotlight, cada verano viajeros comparten sus mejores trayectos y trucos. No es raro que alguien comparta mapas reales, recomendaciones nuevas o te avise de un autobús extra puesto por alguna fiesta local.
Quizá el truco definitivo es olvidarse del estrés del “tick tock” del coche. Sin preocuparte por gasolina, parkings imposibles ni radares, el mood de las vacaciones te transforma. Verás pasar el paisaje desde la ventanilla del bus, charlarás con otros viajeros en los barcos-taxi y conocerás restaurantes de playa recomendados por quienes viven aquí todo el año. La vida va más despacio y se disfruta el doble. Ibiza a pie, en bici, en bus o desde el mar sabe distinta. Así te lo digo. Y si alguna mañana te despiertas perezoso, recuerda que todo está más cerca de lo que piensas: la isla apenas llega a 40 km de punta a punta, y las sonrisas sinceras abundan lejos de los atascos turísticos.