Guía práctica para elegir medicamentos antialérgicos efectivos

Guía práctica para elegir medicamentos antialérgicos efectivos
30 julio 2025 0 Comentarios Iñigo Ortellado

Si alguna vez te has despertado con los ojos hinchados, la nariz tapada como si fuera pleno invierno o el picor incontrolable que te acompaña a todas partes, sabes lo molesto que pueden ser las alergias. Elegir un medicamento antialérgico debería ser fácil, pero entras a la farmacia y te encuentras con decenas de cajas, siglas raras y promesas milagrosas. ¿Cuál elegir? ¿Hay trucos para no dormirte en el trabajo? ¿Existen diferencias reales entre genéricos y de marca? Bastante gente sigue eligiendo a ciegas. Por eso, entender cómo funcionan estos fármacos y qué aspectos mirar puede marcar la diferencia entre terminar el día aguantando mocos o seguir con tu rutina como si nada.

¿Qué son los medicamentos antialérgicos y cómo funcionan?

Primero necesitas saber qué pasa en tu cuerpo cuando una alergia ataca. En cuanto tu sistema inmunitario detecta lo que considera una amenaza – que puede ser polen, polvo o pelo de gato –, suelta una sustancia llamada histamina. La histamina es la responsable del caos: ojos llorosos, estornudos, congestión, picor. Aquí es donde entran los antialérgicos, también llamados antihistamínicos. Estos se encargan de bloquear la histamina y así reducen o eliminan los síntomas. Hay muchas clases, y no todos funcionan igual.

La industria farmacéutica ha desarrollado varios tipos de medicamentos antialérgicos:

  • Antihistamínicos de primera generación: Entre los más antiguos, como la difenhidramina (conocida como Benadryl) o clorfenamina. Funcionan a nivel central y atraviesan la barrera hematoencefálica, por eso suelen provocar somnolencia. Por la noche van de lujo, pero durante el día pueden dejarte más lento que un lunes sin café.
  • Antihistamínicos de segunda generación: Ejemplos bien conocidos son loratadina, cetirizina o fexofenadina. No suelen dar sueño porque no afectan tanto al cerebro, por eso suelen ser la opción más recomendada para el día a día.
  • Descongestionantes: Como la pseudoefedrina o la oximetazolina. No son antihistamínicos, pero se usan mucho para descongestionar la nariz, sobre todo en alergias respiratorias.
  • Corticoides nasales: Fluticasona o mometasona, por ejemplo. Son para cuadros persistentes y más severos, y requieren paciencia porque tardan días en hacer efecto.

Hay estudios que muestran que el uso de antihistamínicos en España va en aumento. En 2023, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios reportó que los de segunda generación fueron los más despachados en farmacias urbanas. Casi ninguno de estos medicamentos cura la alergia, pero sí hacen la vida más fácil.

Tipo de medicamentoPrincipales ejemplos¿Produce somnolencia?Tiempo de acciónDuración del efecto
Antihistamínico 1ª generaciónDifenhidramina, clorfenaminaSí, muchoRápido (15-30 min)4-6 horas
Antihistamínico 2ª generaciónLoratadina, cetirizina, fexofenadinaPoco/nulaRápido (30-60 min)12-24 horas
DescongestionantesPseudoefedrina, oximetazolinaNoMuy rápido4-12 horas
Corticoides intranasalesFluticasona, mometasonaNoLento (días)Duración prolongada

Factores clave para elegir el antialérgico adecuado

Al momento de escoger un antihistamínico no basta con guiarte por el nombre más conocido ni por el consejo apresurado del farmacéutico. Lo primero que tienes que pensar es tu estilo de vida. ¿Te molestan tanto las alergias que te impiden dormir? En ese caso, uno de primera generación puede ser una ayuda, porque tienen ese efecto sedante que, a veces, hasta se agradece si te cuesta conciliar el sueño. Ahora, si tienes que trabajar, estudiar o conducir, mejor opta por uno de segunda generación como la loratadina o la cetirizina, que apenas dan sueño.

La edad y otros problemas médicos también cuentan. Por ejemplo, en niños, las dosis son mucho menores y algunos medicamentos sólo están aprobados para ciertas edades. Para personas mayores, los efectos secundarios pueden ser más pronunciados. Si tienes hipertensión, los descongestionantes pueden aumentar la presión arterial y conviene evitarlos. Y claro, si eres de los que ya está con varias pastillas al día, siempre hay que vigilar las interacciones, porque antihistamínicos y algunos antidepresivos no se llevan bien. Las embarazadas o mujeres lactantes tienen opciones más limitadas, así que consulta siempre con un médico antes de tomar nada.

Otra duda común: ¿marca o genérico? A nivel de eficacia, según los informes de la Organización Mundial de la Salud, los medicamentos genéricos tienen la misma acción terapéutica que sus equivalentes de marca, pero la diferencia de precio puede ser notable. La mayoría de veces, el genérico es la mejor opción a nivel económico, pero si notas alguna reacción rara (comezón, molestias estomacales…), no dudes en comentarlo con tu médico.

Cuidado con el alcohol. Mezclar antihistamínicos (sobre todo los de primera generación) con una copa de vino o una caña puede aumentar la somnolencia y los efectos secundarios, así que mejor evitarlo. Si eres deportista y participas en competiciones, atención a las listas de sustancias prohibidas: algunos antihistamínicos y descongestionantes aparecen en los controles antidopaje.

Errores comunes al tomar medicamentos antialérgicos

Errores comunes al tomar medicamentos antialérgicos

Una queja frecuente es que los antialérgicos parecen no hacer efecto pasado un tiempo. Esto ocurre porque muchas personas no los usan como deberían. Por ejemplo, tomarlos sólo cuando ya tienes los síntomas a tope no ayuda a prevenir, sobre todo si las crisis son previsibles. Los alergólogos recomiendan iniciar el tratamiento unos días antes de que empiece la temporada de polen. De ese modo, el antihistamínico ya está en acción cuando la histamina empieza a hacer de las suyas.

Otra metedura de pata: duplicar la dosis porque “hoy estoy peor” creyendo que así te vas a curar antes. Mal idea. Puedes exponerte a efectos secundarios como taquicardia, molestias digestivas y sedación, e incluso a intoxicación. Igual pasa con los descongestionantes nasales: usarlos durante más de cinco días puede causar efecto rebote y congestión crónica, un círculo vicioso del que cuesta salir.

No mezcles a la ligera diferentes tipos de antihistamínicos o añadas suplementos sin consultar antes. Existen interacciones con antihipertensivos, antidepresivos y hasta con algunos antibióticos. Si te notas especialmente somnoliento, con temblores o taquicardia después de empezar el tratamiento, párate y busca ayuda sanitaria.

Ojo con comprar antialérgicos por Internet en páginas sospechosas. Han aumentado los casos de falsificaciones. Elige siempre farmacias de confianza, tanto físicas como online. Fíjate que tengan el logotipo oficial de la Unión Europea si compras online. Y recuerda: los medicamentos de venta libre no sustituyen la consulta con un especialista si los síntomas se agravan o duran mucho.

Consejos útiles y datos para convivir mejor con las alergias

Ya que a nadie le apetece vivir pendiente del pañuelo, una estrategia eficaz es combinar medidas farmacológicas y hábitos diarios. Por ejemplo, si eres alérgico al polen, consulta los recuentos diarios en apps o webs del tiempo y evita salir a pasear temprano por la mañana o al atardecer, que es cuando el polen está por las nubes. Ventila tu casa a media mañana y usa purificadores de aire si tienes. Si el pelo de mascotas te da guerra, limítales el acceso a dormitorios y usa aspiradoras con filtro HEPA.

Si usas lentillas, lava bien los ojos al llegar a casa y considera las gafas durante la temporada crítica. A la hora de la ropa: mejor secar en interiores para evitar que el polen se enganche en camisas y pantalones. Y si pasas mucho tiempo fuera, date una ducha rápida y cambia de camiseta al llegar a casa. Cosas simples que marcan la diferencia.

En cuanto a tratamientos, algunos estudios publicados en la revista "Allergy" en 2024 indican que los nuevos antihistamínicos orales tienen menos efecto en la atención y la reacción, puntos clave si conduces o necesitas concentración. Además, hay opciones de inmunoterapia sublingual para personas con alergias graves, un tratamiento que reduce mucho los síntomas tras varios meses.

Mantén un calendario de síntomas; ayuda al médico a diferenciar si es alergia, resfriado o algo más serio. No caigas en la trampa de pensar que más siempre es mejor; sigue la dosis pautada y acude a revisión si necesitas el antialérgico todo el año, porque quizás haya una mejor solución.

Normalizar la alergia y aprender a vivir con ella es la clave: no es una sentencia, solo un recordatorio de que, si eliges bien, entre farmacia y sentido común, no tiene por qué dictar tu día.