Qué es una función hash en criptografía y cómo funciona

Definición y propiedades básicas
Una función hash es una operación que convierte una entrada de longitud arbitraria en una salida de longitud fija y aparentemente aleatoria tiene tres cualidades que la hacen única:
- Determinismo: la misma entrada siempre produce la misma salida.
- Preimagen resistente: dado un hash, es computacionalmente inviable encontrar un mensaje que lo genere.
- Resistencia a colisiones: es extremadamente difícil hallar dos mensajes diferentes que produzcan el mismo hash.
Estas propiedades permiten confiar en el hash como una huella digital del dato original.
¿Cómo se usan las funciones hash en criptografía?
En criptografía los hash cumplen tres roles principales:
- Integridad de datos: al comparar el hash calculado con el hash esperado se detectan alteraciones.
- Firma digital: una firma se crea cifrando el hash del mensaje con la clave privada del remitente; el receptor verifica la firma descifrando con la clave pública y comparando hashes.
- Prueba de trabajo (Proof of Work): en sistemas como Bitcoin los mineros deben encontrar un nonce que, al ser hashado, produzca un valor menor que un umbral, garantizando que se ha invertido energía computacional.
En todos estos casos el algoritmo hash actúa como un resumidor rápido y seguro.
Algoritmos hash más comunes
Existen cientos de algoritmos, pero los siguientes son los que realmente aparecen en la práctica criptográfica:
- SHA-256 una variante de la familia SHA-2 que genera un resultado de 256 bits
- MD5 un algoritmo de 128 bits creado en 1992, hoy considerado inseguro
- SHA-3 el estándar más reciente basado en la función Keccak, resistente a todos los ataques conocidos a SHA-2
Los tres cumplen las propiedades básicas, pero su nivel de seguridad varía enormemente.
Algoritmo | Longitud del hash | Año de publicación | Seguridad actual | Usos típicos |
---|---|---|---|---|
MD5 | 128 bits | 1992 | Obsoleto (colisiones fáciles) | Comprobación de integridad no crítica |
SHA-256 | 256 bits | 2001 | Segura para la mayoría de aplicaciones actuales | Bitcoin, firmas digitales, TLS |
SHA-3 | 224‑512 bits (según variante) | 2015 | Altamente segura, resistencia a ataques de longitud extendida | Aplicaciones que requieren mayor margen de seguridad |

Aplicaciones reales: Bitcoin y la blockchain
En la blockchain una cadena de bloques inmutable que registra transacciones de forma descentralizada cada bloque contiene el hash del bloque anterior. Este encadenamiento garantiza que cualquier alteración rompe la cadena completa, lo que se detecta al instante.
El proceso de minado usa SHA-256 para crear la prueba de trabajo. Los mineros iteran sobre un número llamado "nonce" hasta que el hash resultante empieza con un número de ceros determinado por la dificultad de la red. Este gasto de energía impide que alguien manipule transacciones sin reinvertir la potencia computacional.
Seguridad y ataques frecuentes
Aunque los hash son seguros, hay vectores de ataque que debes conocer:
- Colisión: encontrar dos mensajes diferentes con el mismo hash. MD5 y SHA-1 son vulnerables; SHA-256 y SHA-3 todavía resisten.
- Preimagen: dado un hash, descubrir el mensaje original. Requiere fuerza bruta exponencial; la longitud del hash (256 bits) hace que sea impracticable.
- Ataques de longitud extendida: usando la propiedad de Merkle-Damgård de algunos algoritmos, se pueden crear mensajes que conservan el mismo hash al añadir datos. SHA-3 evita este problema con su diseño sponge.
Para proteger tus sistemas, elige siempre algoritmos reconocidos y evita implementaciones caseras.

Mejores prácticas y cómo elegir el algoritmo correcto
Al seleccionar un hash criptográfico, sigue estos criterios:
- Longitud del hash: mayor longitud = mayor seguridad. Para firmas digitales y blockchain, 256 bits es el estándar.
- Estado de la comunidad: revisa si la comunidad de seguridad ha encontrado vulnerabilidades. MD5 y SHA-1 están desaconsejados.
- Rendimiento: en entornos de alto tráfico (por ejemplo, APIs REST) SHA-256 ofrece buen equilibrio entre velocidad y seguridad.
- Compatibilidad: si trabajas con sistemas legados que solo aceptan SHA‑1, considera migrar a SHA‑256 o SHA‑3 antes de que el soporte desaparezca.
En la práctica, SHA-256 es la opción más universal. Si tu proyecto requiere el máximo nivel de seguridad o estás diseñando un nuevo protocolo, opta por SHA-3.
Próximos pasos y solución de problemas comunes
¿Ya tienes un caso de uso? Aquí tienes una breve checklist:
- Verifica que tu lenguaje de programación incluya una librería estándar (por ejemplo,
hashlib
en Python). - Comprueba que el algoritmo elegido produce la longitud esperada.
- Si el hash no coincide, revisa la codificación de la entrada (UTF‑8 vs. ASCII).
- En entornos de blockchain, asegúrate de que el nonce realmente cambie entre intentos.
Si todo falla, vuelve a generar el hash con un pequeño conjunto de pruebas unitarias para aislar el problema.
Preguntas frecuentes
¿Una función hash es lo mismo que una encriptación?
No. El hash es unidireccional y no se puede revertir, mientras que la encriptación es reversible con la clave adecuada.
¿Puedo usar MD5 para almacenar contraseñas?
No. MD5 es vulnerable a colisiones y ataques de diccionario. Usa algoritmos diseñados para contraseñas como bcrypt, Argon2 o al menos SHA‑256 con sal.
¿Qué diferencia hay entre SHA‑256 y SHA‑3?
SHA‑256 pertenece a la familia SHA‑2 y usa una estructura de compresión Merkle‑Damgård. SHA‑3, basado en Keccak, usa una construcción sponge que evita ciertos ataques de longitud extendida y ofrece diferentes tamaños de salida.
¿Cómo se verifica la integridad de un archivo descargado?
Descargas el archivo y calculas su hash con la misma función que ofrece el autor (por ejemplo SHA‑256). Luego comparas ambos valores; si coinciden, el archivo no ha sido alterado.
¿Es posible romper SHA‑256 con la tecnología actual?
Hasta la fecha no se ha encontrado un método práctico. Romper SHA‑256 requeriría 2^128 operaciones, lo que está fuera del alcance de la computación convencional.
Alejandro Hirata
octubre 17, 2025 AT 14:55Oye, pues la neta los hashes son la columna vertebral de la seguridad digital, y si alguien quiere decir que SHA‑256 es una cháchara, se está tragueando su propio orgullo mexicano. Cada vez que aplicas SHA‑256 a un mensaje, obtienes una huella que no se puede falsificar sin una ola de energía computacional. Eso es justo lo que necesitamos para que nuestras transacciones y datos no terminen en manos de los gringos que intentan robar. Así que ya, usa SHA‑256, no te juntes con MD5 que ya está pasado de moda.
¡Viva la criptografía bien hecha!