¿Qué ver en la zona de los Pirineos? Mejores rutas de senderismo y lugares imprescindibles
Los Pirineos no son solo una cadena de montañas. Son un mundo completo: valles que guardan secretos milenarios, lagos de aguas heladas que reflejan el cielo, y caminos que han pisado pastores, peregrinos y ahora tú. Si buscas qué ver en la zona de los Pirineos, no te basta con mirar fotos. Necesitas caminar. Sentir el aire frío de las cumbres, oír el agua caer por las paredes de roca, y perder la noción del tiempo entre bosques de abetos y praderas de flores silvestres.
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido: el corazón de los Pirineos
Si solo puedes hacer una ruta, que sea la del Cañón de Ordesa. Este es el corazón del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El recorrido más popular empieza en Torla y sigue el río Ara hasta la Cueva de los Tres Ojos. Caminas entre paredes de más de 1.500 metros de altura, con cascadas que se desploman desde las alturas como cintas de plata. En verano, las praderas se llenan de edelweiss y margaritas. En otoño, las hojas de los abetos se vuelven doradas y el aire huele a tierra mojada y resina.
La ruta es de unos 12 kilómetros ida y vuelta, con un desnivel suave. Ideal para familias o quienes empiezan en senderismo. No necesitas equipo técnico, solo botas cómodas y agua. Si quieres más desafío, sigue hasta la Cascada de la Cola de Caballo, donde el agua cae en tres saltos impresionantes. En invierno, este camino se cierra por nieve, pero las vistas desde el mirador de Torla siguen siendo espectaculares.
Los Lagos de San Juan y la Ruta de los Lagos
A solo una hora en coche de Ordesa, en la provincia de Huesca, está la Ruta de los Lagos. Esta caminata de 10 kilómetros te lleva a tres lagos glaciares: San Juan, Estallado y Estallo. Cada uno tiene un color distinto: el primero es turquesa, el segundo azul oscuro, y el tercero, casi negro por la profundidad. Son lagos que no se congelan del todo ni en invierno, y su agua es tan limpia que puedes ver las piedras en el fondo.
La ruta empieza en el aparcamiento de Bujaruelo. El primer tramo es empinado, pero después se suaviza. Lleva ropa de abrigo incluso en verano: el viento en la cumbre puede ser fuerte. Si llegas al atardecer, el reflejo de los picos en el agua es algo que no olvidas. Muchos lugareños dicen que este es el lugar más mágico de los Pirineos. No hay servicios ni tiendas, así que lleva comida, agua y algo de calor. Es un viaje a la soledad, y eso es lo que lo hace especial.
El Circo de Soaso y la Cumbre de Monte Perdido
Si buscas algo más exigente, la subida al Circo de Soaso es una de las rutas más icónicas de los Pirineos. Empiezas en la localidad de Añisclo, y en 5 kilómetros te elevas 800 metros hasta el pie del Monte Perdido, el tercer pico más alto de los Pirineos (3.355 metros). El circo es una enorme cuenca de roca, con paredes verticales que parecen talladas por gigantes. Aquí, el silencio es tan absoluto que escuchas tu propia respiración.
La ruta es de dificultad media-alta. No es técnica, pero requiere buen estado físico. Lleva bastones, comida y ropa impermeable. El mejor momento para hacerla es entre junio y septiembre, cuando la nieve ha retrocedido. Si tienes más tiempo, puedes continuar hasta la cumbre del Monte Perdido, pero eso ya requiere equipo de escalada y experiencia. Para la mayoría, el Circo de Soaso es suficiente. Es un lugar que te hace sentir pequeño, en el buen sentido.
El Camino de Santiago en los Pirineos: el paso de Roncesvalles
Los Pirineos no son solo naturaleza. También son historia. El Camino de Santiago cruza la cordillera por Roncesvalles, un pueblo navarro que ha sido puerta de entrada para peregrinos desde el siglo IX. Aquí, el sendero se convierte en una ruta de piedra, con cruces, ermitas y viejos albergues. No es una caminata de montaña, pero sí una caminata de alma.
La etapa más famosa es la de Roncesvalles a Puente la Reina, unos 30 kilómetros. Se hace en un día, pero muchos prefieren parar en el albergue de Zubiri para descansar. En el camino, verás a gente de todas las edades: jóvenes con mochilas enormes, ancianos con bastones, familias con niños. Todos tienen una razón para estar aquí. No necesitas ser religioso para sentir algo en este lugar. Es el peso de la tradición, la conexión con quienes pasaron antes, y el simple hecho de caminar sin rumbo fijo.
El Valle de Aísa: la puerta al Pirineo aragonés
Si quieres escapar de las multitudes, el Valle de Aísa es tu mejor opción. Este valle, en Huesca, tiene solo 120 habitantes permanentes. Aquí, las casas de piedra tienen tejados de pizarra, y las vacas pastan en praderas que no han cambiado en 500 años. Las rutas son muchas: desde el mirador de la Cueva de los Moros hasta la cascada de la Fontanilla, pasando por el refugio de la Cueva de los Vientos.
Lo que hace único a Aísa es su autenticidad. No hay tiendas de souvenirs, ni cafés con wifi. Solo una tienda de comestibles, un bar con terraza y un pequeño museo etnográfico. Las rutas son más tranquilas, más silenciosas. En verano, los niños juegan en los ríos, y los ancianos cuentan historias de lobos y nieves. Es el Pirineo que no se vende. Si buscas paz, no hay mejor lugar.
Qué llevar y cuándo ir
La mejor temporada para senderismo en los Pirineos es de junio a septiembre. En mayo, aún hay nieve en las alturas. En octubre, las temperaturas bajan rápido y algunos caminos se cierran. En invierno, solo los expertos con raquetas y equipo de montaña pueden acceder a las rutas más altas.
Lo esencial que debes llevar:
- Botas de senderismo con suela antideslizante
- Ropa capa: camiseta técnica, forro polar, chaqueta impermeable
- 2 litros de agua por persona
- Snacks: frutos secos, barras energéticas, queso
- Mapa impreso o GPS offline (la señal es mala en muchos puntos)
- Protector solar y gafas de sol (la luz en la montaña es intensa)
- Kit básico: vendas, desinfectante, antihistamínico
No subas sin decirle a alguien dónde vas. Muchos accidentes ocurren por descuido. Los Pirineos no son peligrosos si te preparas. Pero son implacables si no lo haces.
¿Dónde dormir?
En los pueblos de la base, como Torla, Bujaruelo o Aísa, hay albergues, casas rurales y hoteles pequeños. Los precios varían: desde 40 euros por noche en una pensión hasta 150 en un hotel con spa. Si quieres algo más auténtico, busca alojamientos gestionados por familias. Muchos ofrecen cena con productos locales: queso de oveja, morcilla, y pan de centeno horneado en horno de leña.
Los refugios de montaña (como el de Ordesa o el de Monte Perdido) son una opción para quienes hacen rutas de varios días. Reservar con semanas de antelación es imprescindible. No hay plazas sobrantes.
Consejos finales
No intentes hacerlo todo en un día. Los Pirineos no se conquistan. Se viven. Una ruta bien hecha vale más que cinco mal hechas. Deja el teléfono en el coche. Toma fotos, sí, pero no las mires hasta que estés de vuelta. Escucha el viento. Observa cómo cambia la luz sobre las montañas. Aprende los nombres de las flores que ves. Pregúntale a un pastor qué animales viven en la cima. Ellos saben cosas que los mapas no dicen.
Los Pirineos no son un destino. Son una experiencia. Y si te dejas llevar, te cambiarán.
¿Cuál es la mejor ruta de senderismo para principiantes en los Pirineos?
La mejor ruta para principiantes es el Cañón de Ordesa, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Es un camino bien señalizado, de unos 12 kilómetros ida y vuelta, con poca dificultad técnica y desniveles suaves. El paisaje es impresionante, y no necesitas equipo especial más allá de botas cómodas y agua. Se puede hacer en 4-5 horas, y hay servicios cerca en Torla.
¿Se puede ir a los Pirineos en invierno para hacer senderismo?
Sí, pero solo en rutas bajas y con equipo adecuado. Las rutas de alta montaña, como el Circo de Soaso o los Lagos de San Juan, están cubiertas de nieve y hielo. En invierno, el senderismo se convierte en esquí de travesía o caminata con raquetas. Si no tienes experiencia, mejor evitar las alturas. Pueblos como Biescas o Benasque ofrecen rutas planas y seguras, ideales para paseos invernales.
¿Necesito permiso para hacer senderismo en los Pirineos?
No necesitas permiso para caminar por las rutas públicas en los parques nacionales, como Ordesa o Aigüestortes. Pero sí debes pagar una pequeña tarifa de entrada en algunos aparcamientos o centros de visitantes (suele ser menos de 5 euros). Si planeas acampar, debes hacerlo solo en zonas autorizadas y con permiso especial. La mayoría de las rutas son de libre acceso, pero siempre respeta las señales y no te salgas del camino.
¿Cuánto tiempo se necesita para ver lo mejor de los Pirineos?
Con 5 días puedes hacer las rutas más emblemáticas: Ordesa, los Lagos de San Juan, el Circo de Soaso y el Valle de Aísa. Si quieres ir más despacio, con tiempo para descansar, leer y disfrutar, 7-10 días son ideales. No intentes apretar todo en 3 días. Los Pirineos no se visitan, se respiran.
¿Hay servicios de transporte público entre los pueblos de los Pirineos?
Sí, pero con limitaciones. Hay autobuses que conectan Torla, Bujaruelo y Aísa con Huesca o Jaca, pero son escasos: 1 o 2 al día, y casi nunca los domingos. Si planeas moverte entre pueblos, lo mejor es alquilar un coche. Los taxis son caros y difíciles de encontrar en zonas rurales. No confíes en la app de Uber o Cabify: no operan allí.